Modelos neurocientíficos de las adicciones:🧠 Modelo del marcador somático aplicado a las adicciones

Modelos neurocientíficos de las adicciones:🧠 Modelo del marcador somático aplicado a las adicciones

El modelo entiende la adicción como un problema en los sistemas del cerebro que nos ayudan a tomar decisiones. Estos sistemas incluyen aspectos como la motivación, las emociones, la memoria y la selección de respuestas. Según este modelo, nuestras decisiones están guiadas por señales emocionales, conocidas como “marcadores somáticos”, que nos ayudan a predecir los posibles resultados de nuestras opciones. Normalmente, estos marcadores emocionales, que se manifiestan como cambios en nuestro cuerpo (como en la respiración, los músculos, las hormonas o la actividad cerebral), nos proporcionan un contexto emocional que nos ayuda a tomar decisiones que son buenas para nosotros y que mantienen el equilibrio interno (homeostasis) (Damasio, 1994).

En el caso de las adicciones, el modelo sugiere que consumir ciertas sustancias repetidamente puede “secuestrar” los sistemas del cerebro que manejan nuestras motivaciones y emociones. Esto hace que las señales emocionales relacionadas con el consumo de la sustancia se vuelvan más importantes, impidiendo que las experiencias negativas asociadas a las consecuencias del consumo se conviertan en aprendizajes útiles.

Como resultado, estas señales emocionales afectan dos áreas clave del cerebro:

  1. El deseo urgente de consumir o craving: Esto es procesado por la ínsula, una parte del cerebro que maneja la percepción interna. Si esta área se daña, puede detener drásticamente el deseo de consumir y la conducta relacionada.
  2. La inclinación hacia recompensas inmediatas: Esto significa que la persona tiende a elegir la gratificación instantánea del consumo, ignorando las consecuencias negativas o inapropiadas de esas acciones.

Explica que el problema central de la adicción es que las personas tienen dificultad para usar sus emociones de manera adecuada al tomar decisiones. Esto lleva a que se tomen decisiones basadas en la recompensa inmediata del consumo de sustancias, ignorando las consecuencias futuras (lo que se conoce como “miopía hacia el

futuro”). Además, las personas tienden a repetir sus errores porque no pueden aprender de sus experiencias emocionales pasadas.

El modelo destaca tres grupos de sistemas cerebrales involucrados:

  1. Generación de señales emocionales: como la corteza orbitofrontal y la amígdala.
  2. Interpretación de estas señales en el cuerpo: como la ínsula y las cortezas somatosensoriales.
  3. Selección de la respuesta final: como el núcleo estriado y la corteza cingulada anterior.

Para evaluar a las personas con adicción, es crucial entender cómo toman decisiones, incluso después de largos periodos de abstinencia. Se ha visto que las alteraciones en la toma de decisiones persisten incluso años después de dejar de consumir (Tanabe et al., 2009).

Según el modelo, las intervenciones deben enfocarse en:

  1. Entrenar a las personas para que experimenten e identifiquen sus señales emocionales.
  2. Rehabilitar funciones cognitivas superiores, como la atención, la detección de errores, la inhibición de respuestas y la toma de decisiones.

En síntesis, la adicción altera la toma de decisiones al priorizar recompensas inmediatas y dificultar el aprendizaje de experiencias negativas, persistiendo incluso tras la abstinencia.

Bibliografía:

Damasio A (1994). El error de Descartes: Emoción y razonamiento en el cerebro humano. Barcelona: Crítica

Documento de Consenso para el Abordaje de las Adicciones desde las Neurociencias, 2009. Sociedad Española de Toxicomanías.

Sobre el autor

Nicolas Yaques author

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