PROGRAMA DE ATENCIÓN AL USO PROBLEMÁTICO DE DROGAS EN PRIVACIÓN DE LIBERTAD

PROGRAMA DE ATENCIÓN AL USO PROBLEMÁTICO DE DROGAS EN PRIVACIÓN DE LIBERTAD

Resumen

En el presente trabajo se explica el actual modelo que al día de hoy se está utilizando en el complejo carcelario Santiago Vásquez, con respecto al abordaje del uso problemático de drogas en varones privados de libertad. Se hace mención a proyectos pilotos llevados a cabo tanto en centros de reclusión para varones así como de mujeres, y de la importancia del género al momento de abordar esta problemática. También se desarrolla cuál es el perfil sociodemográfico y delictivo de los varones privados de libertad y de su relación con diversas drogas.

Antecedentes
Según la Junta Nacional de Drogas (2011) entre los años 2009 y 2010 desde la secretaría nacional de drogas se llevó a cabo un proyecto de trabajo en el complejo carcelario “Santiago Vázquez”, enmarcado en el proyecto piloto “Promoción y prevención de salud en personas privadas de libertad del establecimiento carcelario de Santiago Vásquez (COMCAR) con enfoque acerca del tratamiento del consumo problemático de drogas”. La población objetivo fueron todos aquellos varones privados de libertad (VPL) que en base a ciertos criterios de selección e inclusión, participaron voluntariamente en los programas de tratamiento, rehabilitación y reinserción social propuestos por el proyecto.

La conformación del grupo de trabajo para establecer la metodología y criterios de funcionamiento del programa fueron dos coordinadores y un equipo multidisciplinario, conformado por dos Licenciados en Psicología, un Médico Psiquiatra, una Licenciada en Enfermería, un Médico especialista en Medicina Interna y un Licenciado en Trabajo Social. En este proyecto se establecieron las siguientes etapas: 1) solicitud de ingreso 2) diagnóstico 3) tratamiento: a) abordaje individual b) abordaje grupal c) abordaje familiar y 4) plan de trabajo individual por módulos temáticos. En esta intervención se trabajó con un número limitado de usuarios, se separó a los usuarios del resto de la población del centro y se aseguró la satisfacción de las necesidades básicas antes de la implementación del dispositivo. También como antecedente inmediato se cuenta con la intervención “Abordaje de la problemática de drogas en Mujeres Privadas de Libertad” realizado en el centro de detención para mujeres “Cabildo”, Centro Casa Molino y Centro Nacional de Rehabilitación (CNR).

El proyecto surge desde la Secretaría Nacional de Drogas (SND), en coordinación con ONU MUJERES, en el marco del proyecto “Apoyo a la reforma de las instituciones para personas privadas de libertad”. La intervención se basó en su antecesora en COMCAR, pero esta vez se tomó en cuenta algunas diferencias: especificidades de género, particularidades de los tres centros, diferencias con los centros para varones y la diferencia en los tiempos y del período de la intervención. De ambas intervenciones surge en común una forma posible de trabajar esta temática de manera eficiente en los centros penitenciarios con la población usuaria de drogas.

Perfil sociodemográfico y delictivo de los VPL

El último censo de reclusos realizado en diciembre de 2010, indica que la mayoría de las personas privadas de libertad (PPL) en Uruguay son varones, alcanzando el 91,6 % a nivel nacional. El estudio sobre consumo de drogas y factores asociados en población privada de libertad en centros carcelarios de Uruguay, llevado a cabo por el Observatorio Uruguayo de Drogas en el año 2009, los VPL presentan una edad promedio de 30 años, donde casi el 40% de la población es menor de 25, un 92% no ha completado la educación media y el 38% de los VPL contaban con empleo formal antes de su última detención. El 54% de los internos convivieron con ambos padres durante su niñez. El 2% vivió en un hogar de menores. Cerca
del 90% no ha completado la enseñanza media.

Consumo de Drogas.
La población carcelaria está caracterizada por altas tasas de consumo (experimentación y uso habitual) de marihuana, pasta base de cocaína (PBC) y cocaína, iniciándose en su consumo a edades muy tempranas. En la experimentación influye el entorno social y familiar caracterizado por la alta disponibilidad de las sustancias. El 80% de la población carcelaria experimentó alguna vez con drogas ilegales, en promedio, han probado entre dos y tres sustancias. Las drogas de inicio en edades tempranas (a excepción del alcohol) son los inhalantes, la edad de la primera experimentación promedia los 13 años.

La PBC es la droga con mayor promedio de edad de inicio, cabe destacar en este caso que la PBC aparece en nuestra sociedad a finales del año 2002. Los consumidores de PBC en su mayoría son policonsumidores (usan cuatro sustancias en promedio), en el 70% de los casos ya habían probado la cocaína, y un 60% inhalantes y solventes.
El 52% declara estar muy interesado en participar en programas de tratamiento en el centro penitenciario. Los datos desmienten el mito de que la reclusión genera el consumo de drogas, solo un 7% de los reclusos se iniciaron en el consumo en ese contexto. Un 61% de los consumidores cometieron su primer delito después de iniciarse en el consumo de alguna droga ilegal. En el 72% de los casos el consumo de marihuana es previo al historial delictivo. El consumo de inhalantes y cocaína son previos a la comisión del delito, en mayor porcentaje que la PBC.

Importancia de la introducción de la perspectiva de género.
Es un tema central en el desarrollo del consumo, en el desarrollo de las conductas vinculadas a la delincuencia y también conflictos vinculados con la ley. Tanto el uso de drogas como las cuestiones vinculadas al conflicto con la ley, tienen una génesis y un desarrollo totalmente diferente en varones y en mujeres, y por lo tanto debe haber un enfoque diferenciado y muy acertivo.

Las cárceles en sí mismas son dispositivos generados para varones, ya que el 90% de la población privada de libertad son varones y los dispositivos son diseñados y desarrollados para varones. Existe entonces, en las cárceles de mujeres un desafío muy grande que no es solo el trabajo que se realiza desde esta perspectiva, sino como
minimizar el impacto de estos modelos muy masculinos en el desarrollo del programa para mujeres.

En cárceles cabildo, centro casa molino y centro nacional de rehabilitación (CNR), si bien todo parecía estar dado para que las mujeres pudieran tener una atención más personalizada, ya que son cárceles con características distintas a las de los varones, se han notado grandes dificultades para trabajar estos temas en estas cárceles de mujeres. El corte de género favorece el trabajo cuando es incorporado y entorpece o deja puntos ciegos muy
grandes cuando no se logra incorporarlo.

Tenemos dos posiciones importantes frente a la perspectiva de género, una de ellas es la significativa diferencia que existe entre el varón y la mujer, siendo así sus comportamientos, y esto se enmarca en el evidente factor biológico. Por otro lado, existe una carga cultural importante, poniendo a la biología sólo como una base sobre la que se
construye la masculinidad. Se puede afirmar que desde las formas culturales, percibimos la masculinidad directamente ligada con la experimentación del riesgo, entre otros factores. Es así como la masculinidad está predispuesta a la vulnerabilidad desde el punto de vista de salud en general. Podemos agregar componentes como conductas problemáticas, violencia, riesgo de infección por el VIH, adicciones o paternidad precoz.

Todo esto viene asociado a la construcción social de esa masculinidad, y si adicionamos el componente de morbilidad, que también es mayor que en las mujeres, lo vinculamos con accidentes de tránsito, homicidio, lesiones y enfermedades cardiovasculares, todas, a menudo, relacionadas con el uso del alcohol, el estrés y el estilo de vida. Esta construcción de la masculinidad está ligada a la búsqueda de una identidad propia que los lleva a estar sometidos a ejercer su sexualidad en una cultura masculina, donde el ser macho es lo que se privilegia, se asume una búsqueda constante de identificación con lo viril, con potencia sexual, oponiéndose a la femineidad.

Es importante, entonces tener bien diferenciados los conceptos de sexo y género, siendo que a sexo se le atribuyen las características biológicas, anatómicas y fisiológicas que distinguen a varones y mujeres. Mientras que el género es una construcción social y cultural, donde cada sociedad, en determinado momento histórico va a definir cualidades, capacidades, prohibiciones, derechos y obligaciones diferentes para la mujer y para el hombre. Estas representaciones sociales, en la identidad de género, toma una dimensión de autopercepción y se construye determinado por la cultura. La masculinidad, como construcción, conlleva laimposición de crecer mediante la fuerza de lo natural y con la tensión del deber ser.

Cabe analizar que en los beneficios que tiene el varón sobre la mujer, los costos están asociados a seguir los mandatos. Es tan importante el análisis de la relación entre el hombre y la mujer,como el del hombre con otros hombres y el surgimiento de la lucha de poder que a vecessurge en estas interacciones. Una necesidad distintiva que se reitera en casi todas las culturas, es la necesidad de “rituales” que consoliden esa masculinidad, sobre todo en el paso de la niñez a la adolescencia y de la adolescencia a la adultez, es así como se ponen a prueba las
características que cada sociedad enmarca como respecto a lo masculino.

En estos ritos podemos encontrar muestras como la valentía, el arrojo, la fortaleza física, psicológica y espiritual. En nuestra sociedad, los jóvenes encuentran en su vida cotidiana espacios informales y poco reglados para ponerse a prueba, donde no se ofrece seguridad y hace que se vean expuestos a situaciones de peligro en este proceso de ser hombres. El transgredir las normas, consumir sustancias psicoactivas, las conductas sexuales de riesgo, la violencia y el delito, son algunos de los tópicos más comunes en la llevada a cabo de estos ritos, cabe destacar que estas conductas están más asociadas a los lugares más pobres donde los jóvenes no tienen acceso a espacios como los deportes en general o particularmente los deportes extremos, que son ámbitos donde se los pone a prueba y también de adrenalina con la necesaria seguridad.

La mujer consumidora problemática de drogas.
A diferencia de los varones, la mujer tiende a organizar su biografía de vida en torno a la pareja y los sucesos en cualquier ámbito los vincula en función de ella. Los varones, en cambio, organizan su historia en torno a sus recorridos laborales, profesionales o políticos.

La mujer se identifica con temas como: la responsabilidad y el cuidado de los hijos, la armonía de la pareja, la reproducción de la vida cotidiana a través de la asunción de las responsabilidades domésticas, el cuidado afectivo de la pareja. Estos roles se ratifican en tanto se abren y exigen nuevos roles a cumplir. Las mujeres que consumen drogas no suelen figurar en los registros de las estadísticas oficiales de algunos países, debido a su número reducido y a su lugar secundario en el uso de drogas.

Aunque la falta de información es certera, la evidencia empírica y la experiencia clínica hacen notar que existe un gran número de mujeres que presentan problemas asociados con el consumo de drogas. Es importante distinguir dentro de al categoría “mujer”, varios subgrupos: la niña, la adolescente, la mujer embarazada, la mujer casada, la mujer lesbiana, la mujer anciana, ya que cada una de transita la vida de un modo diferente con un contexto
social de referencia, una afiliación de clase, un tipo de trabajo o una actividad vital distinta.

Su visión del mundo y su relación problemática con las drogas cambia según su entorno familiar, es decir, con la maternidad, conyugalidad y fiabilidad.Las mujeres que viven en contextos carcelarios tienen más problemas de salud que los varones que viven en iguales contextos, estas presentan más cronicidad y complejidad en los problemas de salud, muchas veces como resultado de las condiciones de desigualdad socioeconómica y cultural y otras veces, como consecuencia del consumo de drogas, del maltrato y de la violencia intrafamiliar, los embarazos adolescentes y la mala atención en su salud.

Lo mismo sucede con las infecciones de tuberculosis, hepatitis, anemia, hipertensión, diabetes y obesidad. Con respecto a las enfermedades mentales, las mujeres también presentan mayor frecuencia de comorbilidad psiquiátrica, que la mayor parte de las veces se relaciona con eventos traumáticos a lo largo de la vida, como abuso psicológico, físico y sexual.

El deterioro de los centro de reclusión y los efectos del encierro generan consecuencias directas en la salud física y psicológica de las mujeres privadas de libertad y la situación se complejiza cuando estas se encuentran en condición de puérperas, también tiene efecto en el entorno familiar y sobre los hijos que conviven con ellas en los centros, como en los que no. Es de vital importancia que a la hora de implementar estos programas, existan componentes diferenciales y destinados exclusivamente a las mujeres.

Modelo actual de intervención
En primera instancia luego de haber hecho ya la convocatoria para participar del programa se realiza una entrevista inicial de aproximación diagnóstica con los VPL interesados. La misma se lleva a cabo por un técnico integrante del equipo de Salud Mental  (psicólogo o psiquiatra) los cuales buscan identificar la motivación de los VPL para el
tratamiento y descartar criterios de exclusión –patología psiquiátrica severa (psicosis crónicas y discapacidad intelectual); y criterios excluyentes referidos a la seguridad del establecimiento.

En base a la recolección de datos se genera una base de datos donde quedan registradas: 1) Variables sobre el perfil sociodemográfico (edad, sexo, estado civil, nivel educativo, con quien convivia antes de ser detenido y cual era su situación ocupacional al momento de la detención). 2) Patrón actual de consumo de drogas y previo a este tratamiento. 3) Antecedentes familiares sobre el consumo problemático de sustancias, como el alcohol y
otras drogas. 4) Qué tipo de tratamiento recibió antes de esta instancia y cuál fue el motivo de su egreso.
El proyecto tiene una frecuencia de dos veces por semana, de aproximadamente una
hora y media de duración. Se compone de un mínimo de 16 sesiones hasta un máximo de 20.

La metodología es de abordaje grupal y se trabaja en módulos temáticos. También hay instancias individuales para abordar temáticas y contenidos que no se desarrollan a nivel grupal, para monitorear el trabajo en los módulos temáticos y reforzar los procesos de motivación. Al culminar el programa hay un seguimiento de post tratamiento.
Los módulos temáticos de la intervención son: 1) conocimiento y reconocimiento, 2) hábitos saludables, 3) resolución de conflictos, 4) manejo de emociones y su relación con el consumo de drogas, 5) entorno y redes, 6) masculinidad.
Ejes orientadores del modelo de intervención:
Se concibe la atención a los usuarios problemáticos de drogas privados de libertad como un continuo, no como algo puntual y aislado del contexto, por ende las acciones y la planificación de estrategias se desarrollarán con el objetivo de ofrecer atención y respuesta a usuarios con problemas de menor entidad, así como aquellos que se encuentren en situaciones complejas y graves en cuanto a su consumo.
Algunos ejes a modo de ejemplo:
Atención de las necesidades específicas de los varones privados de libertad desde un enfoque de género. Atención a las posibles problemáticas vividas en sus procesos de socialización tempranos, como maltrato, abuso físico, psicológico y sexual. Diagnóstico y atención del estado de salud integral. Necesidad de atención de la comorbilidad psiquiátrica y su etiología. Contar con dispositivos para atender la vulnerabilidad ante el contagio de ETS y
VIH y contar con espacios para el contacto con la familia y la pareja de los individuos.
Módulo temático 1 – Conocimiento, reconocimiento y confianza
Aquí se trabaja en la capacidad de reconocer al otro, el desarrollo de empatía, el concepto de grupo, habilidades para identificar las situaciones en las que se puede y se debe confiar en el otro, así como la capacidad de cuidarse a sí mismo. También en esta instancia se debe construir la confianza grupal necesaria para seguir trabajando con éxito en los próximos módulos. También se trabajará poniendo énfasis en el reconocimiento intersubjetivo, esencial para la integración de las diferencias y particularidades entre los sujetos. En síntesis el trabajo se lleva a cabo a partir de dinámicas de presentación, conocimiento, reconocimiento y confianza entre los sujetos y el equipo técnico.
Módulo temático 2 – Hábitos saludables
Se tiene en cuenta que generar conductas de cuidado del ambiente físico asignado a la intervención impacta sobre la subjetividad de los VPL, generando así conductas de autocuidado novedosas a las condiciones de existencia dadas. Por lo tanto se van a promover en los VPL acciones dirigidas al cuidado del espacio físico, que implican limpieza y mejoras, para garantizar condiciones de higiene y un ambiente adecuado para la implementación de la
intervención. También se busca promover acciones dirigidas al cuidado del espacio interpersonal mediante normas que implican responsabilidades y promueven la comunicación de aspectos que se vinculan al ámbito cotidiano compartido. Algunos de los temas a tratar son: alimentación adecuada, infecciones de transmisión sexual, conocer acerca de actividades recreativas, laborales y educativas, y el autocuidado vinculado al cuidado de la pareja, hijos,
familia y pares.
Módulo temático 3 – Resolución de conflictos.
La resolución de conflictos de manera asertiva y adaptativa es una dificultad que enfrentan varios usuarios del tratamiento por ende en este módulo se busca reconocer e identificar los problemas, valorar posibles soluciones y las posibles consecuencias de las mismas. De este modo llegar a la mejor solución posible.

Módulo temático 4 – Manejo de emociones y su relación con el consumo de drogas.
Como punto de inicio se postula la asociación entre variables como la tensión y la predisposición a cometer ciertos delitos y o al consumo de drogas. Se planifica trabajar en esto por varias semanas en donde se pone en juego el peso del desborde emocional en el origen y desarrollo del consumo de drogas, conductas delictivas y la violencia.
El objetivo en este módulo es que los VPL identifiquen y se apropien de estrategias y habilidades para el manejo de las emociones, las mismas incluyen: autorregistro de emociones, elaboración de un rango de situaciones en que las emociones se activan, reorganización cognitiva, relajación, habilidades de comunicación y afrontamiento de
situaciones cotidianas, entre otras.

Planificación semanal de este módulo
Primera semana: retomar la historia de consumo y su vinculación con la historia de desobedecer y tener conflictos con la ley. Segunda semana: manejo de los impulsos, identificación de activación corporal y psicológicas de las emociones, habilidades para anticiparse al desborde emocional. Tercera semana: manejar las dificultades vinculadas al cambio del estilo de vida, desempeño de nuevos roles, aprender a identificar factores de vulnerabilidad y de riesgo. Desarrollar la visión a mediano plazo en lugar de la inmediatez y la impulsividad.
Módulo temático 5 – Entorno y redes
En este apartado se hace énfasis a identificar y reconocer las consecuencias del consumo en el entorno familiar, social y las diferentes redes de apoyo que alguna vez tuvo. Así mismo identificar los entornos y las redes que puedan significar un riesgo de recaída tanto dentro del proceso dentro de la cárcel como una vez que la persona quede en libertad.

Módulo temático 6 – Masculinidad
Aquí se trabaja lo vinculado a la masculinidad, la transición de la niñez a la vida adulta y la construcción de nuevos modelos identificatorios. El cuidado y conocimiento de sí mismo y de su propio cuerpo, el abordaje de temáticas que los varones frecuentemente no hablan. La sexualidad, aspectos sociales y culturales de varones y mujeres, que se espera de los varones y las mujeres. Así como la sexualidad en la cárcel, las orientaciones sexuales y el goce y respeto mutuo. Se aborda el abuso, la violencia y el desarrollo físico y emocional.
Seguimiento de post tratamiento
Al finalizar el programa se buscará establecer alguna instancia de seguimiento, ya sea grupal o individual para poder darle algún tipo de continuidad a lo ya trabajado. Se llevará a cabo según las posibilidades de cada unidad y de las necesidades planteadas por los usuarios. Un tema a trabajar sería contribuir en las gestiones para acceder a espacios
educativos y/o laborales, si es que no se logra a lo largo del proceso. También es importante trabajar con las personas que se encuentren próximas a egresar , para prepararlos para su salida, teniendo en cuenta los siguientes puntos: integración familiar, laboral, relaciones interpersonales más allá de la familia y el trabajo, ocio, vida afectiva y manejo de conflictos y emociones (Junta Nacional de Drogas, 2011).

 

Bibliografía

Junta Nacional de Drogas, Secretaría Nacional de Drogas. (2011). Abordaje del uso
problemático de drogas en varones privados de libertad: un modelo posible. Abordaje
del uso problemático de drogas en varones privados de libertad: un modelo posible.https://pmb.parlamento.gub.uy/pmb/opac_css/index.php?lvl=notice_display&id=78637

Sobre el autor

Nicolas Yaques author

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