¿Pueden las Neurociencias y la Filosofía darnos una explicación satisfactoria sobre qué es el amor?

¿Pueden las Neurociencias y la Filosofía darnos una explicación satisfactoria sobre qué es el amor?

Introducción: 

En el siguiente ensayo presentaremos las distintas perspectivas relacionadas a un tema tan complejo de analizar como lo es el amor. Por un lado, la perspectiva filosófica planteada por Schopenhauer, filósofo alemán destacado por ser el máximo representante del pesimismo filosófico, el cual engloba la idea de negación del progreso sobre la naturaleza humana.  Y por otro lado la perspectiva neurocientífica de la estadounidense Helen Fisher, quien se destaca en el área de antropología  y biología, pero sobre todo en sus trabajos de investigación sobre el amor, desde un punto de vista cientificista.  

 

Arthur Schopenhauer fue un filósofo alemán considerado uno de los más importantes del siglo XIX.  A continuación, se expondrá brevemente su visión sobre la naturaleza del amor, en este caso entendiendo al amor como ese vínculo afectivo y sexual que se genera entre un hombre y una mujer. 

Según Schopenhauer estamos en lo correcto al vivir en función del amor, pues no hay cosa más importante que esto. No es casualidad que constituya un sentimiento tan conmovedor que sea capaz de tomar las riendas de nuestra vida. Pero para este filósofo relacionar el amor con la felicidad es incorrecto,  puesto que en el amor lo que verdaderamente está en juego es la supervivencia de la especie. 

El amor solo oficia como una táctica de la naturaleza para que tengamos hijos, este impulso biológico por perpetuar la especie es a lo que Schopenhauer llama “la voluntad de vida”. A pesar que nos gusta imaginarnos como individuos románticos, en realidad somos inconscientemente  esclavos de esta voluntad.

Entonces para esta visión los individuos podemos salir conscientemente  a encontrarnos con amigos, o a divertirnos en una discoteca, pero inconscientemente lo que nos mueve es la necesidad de reproducirnos. Si se le pregunta al respecto a los individuos estos lo negarán, pues la voluntad de vida necesita operar de manera inconsciente para ser eficaz, ya que conscientemente no sería adaptativo cargar con la responsabilidad de perpetuar la especie.

Podemos alegar que en la última cosa que pensamos cuando vemos a alguien que nos resulta atractivo es en tener hijos con él/ella, pero Schopenhauer insistió que esa es la verdadera motivación oculta. Según este filósofo, en ese instante en que dos sujetos se sienten atraídos el uno para el otro se debe considerar el nacimiento de un nuevo individuo.

Entonces, cuál es el motivo por el cual nos sentimos atraídos por unas personas y no por otras? Schopenhauer explica esto postulando que cuando nos enamoramos de una persona es porque sentimos inconscientemente que ella podría ayudarnos a crear herederos saludables. Por lo tanto el amor no es otra cosa más que nuestra voluntad de vida, descubriendo a alguien que podemos considerar la madre o padre ideal de nuestros hijos.

Acerca de esto reflexiona que nos atraen las personas capaces de compensar nuestras imperfecciones, garantizando así hijos mentalmente y físicamente equilibrados. Por ejemplo, las personas más altas son atraídas por personas más bajas, para que los hijos no sean de una estatura demasiada alta. O también personas con mentón pequeño serán atraídas por personas con el mentón grande, con el objetivo de garantizar herederos de  proporciones equilibradas.

Por lo tanto enamorarse es algo inevitable, puesto que la necesidad biológica es más fuerte que la razón. No somos diferentes a otros animales, nos sentimos forzados a encontrar pareja en pos de tener hijos y criarlos, y solo una poderosa fuerza como el amor es capaz de movernos a ello. 

Toda esa felicidad que el hombre siente al amar a su pareja se puede terminar de manera consciente con la idea de que ya no está más enamorado. Pero el motivo real que se esconde tras de esto es que no considera a la misma, apta para la reproducciòn. Y en el caso de que la reproducción se haya concretado con herederos saludables y equilibrados ,el individuo experimenta el desengaño, puesto que ya satisfizo su voluntad de vida, y la pareja tan solo fué un medio para lograrlo. Por lo tanto en base a esto no se debería de tomar una ruptura como algo personal , ya que tan solo estamos actuando guiados por nuestros instintos animales.

En conclusión, según Schopenhauer,  nos empeñamos en reproducirnos sin pensar necesariamente en la felicidad,  sin embargo creemos que estamos buscando la felicidad, cuando en realidad tan solo estamos obedeciendo a la voluntad de vida. Reduce al amor a  una ilusión creada por el instinto, ilusión que engaña a los individuos para perseguir un único fin : la supervivencia de la especie.

Por otra parte, siguiendo la línea del pensamiento de Schopenhauer, tenemos la visión  sobre el amor de Helen Fisher, quien es licenciada en antropología y neurociencia, considerada de las académicas más reconocidas en el área de la ciencia del amor, tanto del amor romántico, como de las relaciones y de la atracción. 

Fisher define el concepto de amor el cual se deriva de 3 circuitos cerebrales como: 1) el deseo sexual (que abre un gran abanico a la posibilidad de encontrar compañeros/as), 2) el amor romántico (el cual permite concentrar la energía en una sola persona) y 3) el apego, encargado de conservar a esa persona, al menos hasta el momento de educar a un hijo durante su infancia. Siempre haciendo referencia con el objetivo enfocado sobre los patrones reproductivos. 

Indudablemente Fisher reconoce que en el momento de explicar el amor romántico, no es posible dejar de lado los estados fisiológicos que atraviesan las personas en la fase de conocimiento mutuo, el cual en muchas ocasiones se expresan como: “mariposas en el estómago”, “euforia”, “energía ilimitada”, “desolación brutal si ocurre algún desacuerdo” y “sequedad bucal”, entre otros. 

Los aportes de la neurocientífica se centrarán en el entendimiento de por qué con algunas personas que comparten ciertos rasgos físicos e intelectuales (a los que estamos a fines) sentimos la atracción del deseo sexual y el amor romántico (donde experimentamos los cambios físicos mencionados anteriormente), mientras que con otras personas que quizás compartan las mismas características no sentimos la misma atracción. 

Estudiando la respuesta a estos cambios físicos y a la elección de personas, Fisher se plantea que quizás sea una postura relacionada a que la biología te atrae a unas personas antes que a otras, y para confirmar esta teoría, la neurocientífica realiza un estudio en más de 40 países a miles de personas, donde se focaliza en el estudio cerebral relacionado a patrones que se activan en el momento del enamoramiento intencionado, hacia la elección de la persona con la que se continuarán la especie. 

 Como resultado Fisher descubre 4 sistemas cerebrales relacionados directamente a los rasgos de la personalidad, los cuales los clasifica en: sistemas de dopamina, serotonina, testosterona y estrógenos, donde cada sistema se encuentra enlazado directamente a las características de los rasgos propios de la personalidad de cada individuo. Dentro de los sistemas donde se apreció alta dopamina, Helen clasifica a dichas personas con características de exploratorias, creativas, enérgicas y espontáneas, en cambio, en las personas que presentan mayores niveles de serotonina se categorizaron en la clasificación de constructores, planificadores, tradicionales y convencionales. 

En ambos sistemas se buscan sujetos con sus mismas características, es decir que según los estudios, una persona tradicional con altos niveles de serotonina buscará para su reproducción, una persona conservadora con sus mismas características.

 Sin embargo en las personas con testosterona alta y con estrógeno elevado, en ambos casos buscan a sus opuestos, es decir que los sujetos con testosterona elevada, los cuales corresponden a la característica de líderes, directores y anlíticos, buscarán personas opuestas a su personalidad para relacionarse y reproducirse, mientras que, aquellos sujetos que presentan mayor nivel de estrógeno en su cerebro cumplen con las características de afectivos y emotivos, enfocándose en personas contrarias a sus características para perpetuar la especie.

En relación a las elecciones biológicas e innatas para continuar con el legado de la reproducción, la neurocientífica recurre al ejemplo de la frase de Charles Darwin, que hace referencia a que “ Si tu tienes 4 hijos y yo no tengo ninguno, tú continúas y yo me extingo”, pensamiento absolutamente ligado a su teoría de la evolución. 

Continuando con la idea anterior, Fisher remarca que cuando una pareja se pierde o se termina, no es solamente la pérdida de la persona en sí lo que se extingue, sino que se cambia la rutina, los hábitos y sobre todo, aquellos planes enfocados en la reproducción puesta en esa persona en particular. En caso de que la pareja haya llegado a la reproducción, si se termina, se pierde la posibilidad de seguir criando junto a esos hijos, lo cual puede causar en las personas una situación de inestabilidad biológica que debería tratarse como adicción.

Para finalizar Fisher afirma que el núcleo accumbens es el encargado de registrar las adicciones y el enamoramiento, donde especifica que el amor romántico es una adicción maravillosa y positiva cuando la situación va bien, y absolutamente negativa cuando la relación va mal, es decir,  que en caso de que una relación amorosa terminase, se debe tratar como una adicción, ya que los cambios cerebrales y fisiológicos que se producen por la pérdida de los planes relacionados a continuar con la especie pueden ser significativos,  aunque agrega que en éste punto, que el cerebro está diseñado para volver a amar y así retomar el foco de la reproducción de la especie. 

En conclusión, el cerebro se encuentra programado para elegir a las personas con las que deseamos mantener un vínculo amoroso, relacionado con la compatibilidad de aquellos neurotransmisores que nos definen a nivel de personalidad, y se manifiestan en el momento de la elección del candidato adecuado para la reproducción.      

 

Conclusiones personales

 

Lic. Nicolás Yaques:

En base  a las dos visiones expuestas encontramos que tanto Schopenhauer como Fischer coinciden en que los individuos buscan personas opuestas a sus características con el fin de perpetuar la especie, pensamientos que tienen su base en lo que es la teoría de la evolución propuesta por Charles Darwin. 

Ambos reducen algo tan complejo como lo es el amor a una necesidad biológica inherente al ser humano, no teniendo en cuenta procesos mentales como las emociones. Por ejemplo, la alegría que nos genera compartir actividades con nuestro ser amado no implica el deseo inconsciente de buscar la reproducción con el mismo, ya que el vínculo amoroso no necesariamente se tiene que dar entre una pareja heterosexual. 

No se puede reducir el amor a solo un fin para alcanzar nuestra reproducción. No solo porque no estaría tomando en cuenta a las parejas homosexuales, sino que también dejaría por fuera aquellas parejas que eligen libremente no tener hijos. Las expectativas, las metas y motivaciones de quienes se enamoran no siempre giran en torno a criar hijos equilibrados y saludables, puesto que si asumimos la postura de Schopenhauer y Fischer implicaría que las mujeres infértiles no serían capaces de experimentar el amor de una pareja. 

 

Lic. Sofía Galván:

Es exclusivamente por los factores externos que no son tenidos en cuenta en ambas perspectivas como: la decisión de no querer ser padres, la homosexualidad por elección, las capacidades biológicas, o los distintos proyectos de vida de cada individuo, lo que me hace replantearnos la idea de que indudablemente el cuerpo es materia, energía y vibración, por lo que no se puede descartar que en todas la relaciones humanas que compartimos, existen distintos cambios y movimientos fisiológicos que conviven con nosotros, así como el sentido de afinidad que expresamos ante ciertas personas. 

Sin pretender generalizar, desde mi experiencia empírica, entiendo que existen distintas formas de dar y de recibir amor, siendo por lo tanto un concepto demasiado amplio para abordar . Es por eso que podemos analizar que quizás el enfoque meramente reproductivo, no sea  más que una perspectiva generalizada de lo que se espera de los seres humanos, según la sociedad, considerando en muchos casos (e incluso hoy en día) que una mujer o un hombre, se realiza en la vida como persona, si logra continuar la especie.   

Teniendo en cuenta que tanto en el caso de la perspectiva filosófica de Schopenhauer, como en la perspectiva neurocientífica de Helen Fisher, el sesgo generado en cada análisis por las propias experiencias de los investigadores, sea, (quizás), un punto fuerte al momento de interpretar la información disponible, de forma distorsionada y sugestionada por su inclinación inconsciente hacia las metas y deseos sociales impuestos desde su crianza.

Reconociendo la actuación biológica planteada por Fisher, en las elecciones que tomamos, sobretodo, al momento de elegir a la persona con la que queremos compartir (nuestras historias, nuestros días y nuestra vida), entendemos que existen distintos patrones que se cumplen según los diversos procesos neuronales que ocurren en el supuesto momento del enamoramiento, como los descritos anteriormente, como: “mariposas en el estómago” o “euforia”, pero no podemos dejar de lado los factores mentales, racionales, es decir más allá de lo que yo siento fisiológicamente. Los cuales algunos ejemplos serían; la conveniencia inconsciente, (respecto a si la persona es adecuada a las características que busco), los planteos individuales respecto a la futura relación, y los factores sociales evaluados entorno a la otra persona. 

 La falta de integración y la omisión de los distintos elementos y variantes que pueden existir en relación al amor entre seres humanos, hacen que en ambas perspectivas (neurocientífica y filosófica), el enfoque solamente reproductivo, (presentado como el objetivo que tienen todas la personas), genera una versión reduccionista de un análisis que sin duda es mucho más complejo, extenso y heterogéneo como cada sujeto que habita en el planeta.                    

                   “ Donde reina el amor, sobran las leyes” (Platón). 

 

Bibliografía:

Video referencial: El amor según Schopenhauer: https://www.youtube.com/watch?v=kSeer5YHwlg&t=914s

Video referencial: ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando nos enamoramos? Helen Fisher, neurobióloga: https://www.youtube.com/watch?v=THyb-x0C350

 

Sobre el autor

Nicolas Yaques author

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